LAV Magazin 2020

E l conjunto de relaciones interna- cionales en el mundo se ha visto alterada por la emergencia de la Pandemia del Covid-19. Aquello que entendíamos como globalización, y que fue siempre un referente de relaciones económicas y de multiplicación de ne- xos entre sociedades vinculadas por el comercio, de repente se mostró en una dimensión a la que se le había prestado poca atención, la de la Salud. Enfrentar escenarios de vida o muerte para millo- nes de personas, nos hizo comprender que la globalización es un hecho social que inscribe a la economía, pero que va mucho más allá de ella. La Peste Negra (siglo XIV) por ejemplo, destruyó sociedades enteras, devastó ciudades y fue un vector importante del tránsito hacia la Modernidad porque permitió la aparición de una forma instrumental de razón que se impuso sobre las creencias, los mitos y las su- persticiones de ese entonces, pues la en- fermedad se contuvo cuando el vector que la transmitía se identificó: los pará- sitos de una bestezuela universal, las ratas. Ese fue el origen de la plaga, y no una maldición, ni un castigo sobrena- tural; fue la prevención y no la práctica de ritos u oraciones lo que puso fin al contagio. La pandemia actual requiere también aproximaciones racionales, ci- entíficas, para su control y prevención. El Covid-19 es una infección que se desplegó en pocas semanas en todo el planeta. La información sobre ella y sus estragos se divulgó en tiempo real. Es la primera enfermedad que afecta a to- das las sociedades del mundo, a todos los países, a todas las economías. Es la encarnación de una faceta de la globali- zación que había pasado desapercibida y que fue instantánea. La pandemia de la tercera década del siglo XXI clausuró buena parte de las relaciones económicas internacionales y provocó, en todos los países, algún tipo de crisis política, más allá de los estragos causados en los sistemas de salud pública y privada, e inevitable- mente afecta también a la relación ent- re América Latina y el Caribe con los países de la Unión Europea. Hay tres dimensiones de esa relaci- ón que son importantes de visualizar. En primer lugar, la económica, que va mucho más allá del comercio ent- re las dos regiones, tiene que ver con los efectos globales de la contracción y el eventual impacto en los sistemas productivos. En segundo lugar, en el orden político internacional, la pande- mia puede acelerar cambios en la dis- tribución del poder; y en tercer lugar, evidencia la necesidad de actualizar los instrumentos y procedimientos del relacionamiento, las formas de la dip- lomacia, por ejemplo. Los sistemas productivos globales van a transformarse porque la contracción de la economía afectará a los mercados internacionales. En América Latina y el Caribe los precios de los bienes pri- marios y de servicios: agrícolas, ener- géticos o minerales, turismo, probab- lemente caigan de tal manera que esos países tendrían que volver sus ojos a los mercados internos. Opciones como las de los sistemas clásicos de integra- ción, aquellos que se generaron en los años 60 y 70 del siglo XX, pueden ser útiles para mantener la producción de forma sostenible, dado el tamaño de las economías domésticas. En estas circunstancias preservar la relación con Europa es prioritario, no sólo por razones estratégicas, para equilibrar lo que se ve como un escenario de com- petencia económica y eventualmente política entre Washington y Beijing, sino para sostener una fuente histórica de intercambio que ha sido el cimiento de la modernidad y la democracia de ambas regiones. Con estos antecedentes las políticas públicas que se emitan en Europa, así como en América Latina y el Caribe, tendrán que poner en el centro del de- bate público y de la toma de decisiones el tema de la integración. La preserva- ción de los mercados pasa por la con- strucción de normas comunes, pero también de economías interconecta- das. La autarquía no es una opción para la solución de problemas globa- les; tampoco el bilateralismo porque su ámbito de acción es muy limitado. Aún más que antes, la integración sub-regional, en el caso de El Caribe y América Latina, la preservación de los regímenes internacionales existen- tes, así como la asociación bi-regional pueden ser respuestas a la crisis. Justa- mente, la respuesta racional a los efec- tos de la pandemia en las economías. Adrián Bonilla Director, Fundación EU-LAC La pandemia, globalización y economía bi-regional: Europa, América Latina y el Caribe 38 The European Union – Latin America and Caribbean Foundation - EU-LAC Foundation

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